Intercambio, Cooperación e Integración

 Lic. Juana Rincón

La cooperación como tema central de este papel será tratada en dos planos, el primero referido al comportamiento individual en los procesos de cooperación y en segundo lugar como proceso inducido por las organizaciones con el fin de lograr objetivos que por si solas no podrían alcanzar.

Barnard citado por Chiavenato (1990) propuso la teoría de cooperación de las organizaciones, planteando que las personas no actúan aisladamente, sino a través de interacciones con otras personas, para poder alcanzar sus objetivos de la mejor manera. En las interacciones humanas, las personas involucradas se influyen mutuamente: son las relaciones sociales. Gracias a las diferencias individuales, cada persona tiene sus propias características, sus capacidades y sus limitaciones. Para poder superar sus limitaciones y ampliar sus capacidades, las personas necesitan cooperar entre si para alcanzar en mejor forma sus objetivos. Es a través de la participación personal y de la cooperación entre las personas que surgen las organizaciones. Así, las organizaciones son sistemas cooperativos que tienen como base la racionalidad. Por último, las organizaciones son sistemas sociales basados en la cooperación entre las personas. Una organización solamente existe cuando se presentan tres condiciones:

  1. Interacción entre dos o más personas;
  2. Deseo y disposición para la cooperación ; y
  3. Finalidad de alcanzar algún objetivo común.

La cooperación es el elemento esencial de la organización y ella varía de persona a persona. La contribución de cada persona al alcance del objetivo común es variable y depende del resultado de las satisfacciones o insatisfacciones obtenidas realmente o percibidas imaginariamente por las personas como resultado de su cooperación. De allí se presenta como consecuencia la racionalidad. Las personas cooperan desde que su esfuerzo proporcione satisfacciones y ventajas personales que justifiquen tal esfuerzo.

La cooperación es fruto de la decisión de cada persona en función de esas satisfacciones y ventajas personales. Cuando la organización está compuesta por pocas personas, los objetivos organizacionales se confunden con los objetivos personales de cada una de ellas. Si un grupo de personas se reúne para formar una empresa, los objetivos de ésta son consecuentes con los objetivos personales que llevaron a cada persona a cooperar en ella.

Sin embargo, a medida que esa empresa crece y requiere un mayor volumen de actividades y consecuentemente de personas, se hace necesaria una mayor división del trabajo y un desdoblamiento de la jerarquía. Así, los objetivos organizacionales (como por ejemplo: lucratividad, productividad, reducción de costos, mantenimiento de disciplina, orden, etc.) son comunes a los objetivos personales de aquellos que crearon la organización, y que están en la alta jerarquía, pero se distancian gradualmente de los objetivos personales de aquellos que están en los niveles más bajos de la jerarquía (como por ejemplo: salarios, beneficios, mayor confort en el trabajo, regalías personales, etc.).

La organización es un sistema de fuerzas o actividades, conscientemente coordinadas, de dos o más individuos. El deseo de cooperar depende de los incentivos ofrecidos por la organización y ésta necesita influir en el comportamiento de las personas a través de los incentivos materiales (como salarios y beneficios sociales) de oportunidades de crecimiento, de consideración, prestigio o poder personal, de condiciones físicas adecuadas de trabajo, etc. En otros términos, la organización ofrece una variedad de incentivos para obtener la cooperación de las personas en todos los niveles jerárquicos.

Dentro de este esquema, cada persona necesita alcanzar simultáneamente los objetivos organizacionales (para mantenerse o crecer en la organización) y sus objetivos personales (para obtener satisfacciones). En los términos utilizados por Barnard: la persona necesita ser eficaz (alcanzar los objetivos organizacionales) y necesita ser eficiente (alcanzar los objetivos personales) para sobrevivir en el sistema.

En una situación colectiva, como la que se refiere a las organizaciones o los países, el concepto de cooperación adquiere un significado diferente que va mas allá de las formas de comportamiento y las búsquedas individuales o de pequeños grupos al interior de las organizaciones. En este sentido algunos de los conceptos que adquieren relevancia se relacionan con integración, intercambio y cooperación.

La integración constituye en las organizaciones, según Villalba (1997), una estrategia orientada a sumar capacidades con el fin de competir en mejores condiciones. En este caso se señala la necesidad de una situación de complementariedad entre los actores que se integran y plantea el mismo autor que la mayoría de las integraciones son temporales.

En las organizaciones que asumen este tipo de estrategia, la misma se le conoce como alianza. Las alianzas entre las organizaciones, a su vez, asumen diferentes formas, entre ellas se citan: las licencias, acuerdos de mercadeo conjunto, consorcios, integración de estándares, investigación conjunta, acuerdos especiales para acceso a tecnología o mercados y franquicia.

En general, se reconoce que la integración entre organizaciones es una forma de unión total o parcial para enfatizar el desarrollo de fortalezas especiales. Donde ambas formas procuran incrementar la capacidad competitiva de los negocios u organizaciones y por supuesto mejorar el rendimiento o incrementar el beneficio de las mismas. Esta combinación de esfuerzos busca en definitiva mayor efectividad.

La integración es una estrategia de mayor complejidad que la cooperación por cuanto una vez que se produce esta, se desdibujan los límites organizacionales que antes los separaban.

En relación al intercambio, este proceso parte de varias premisas entre las que destacan: 1) es necesaria la existencia de al menos dos partes, 2) cada parte tiene algo de valor para la otra, 3) las partes pueden comunicarse entre sí y 4) las partes tienen posibilidad autónoma de elección

En la administración del mercadeo este concepto constituye un aspecto muy importante, tal como lo señala Kotler (1975) quien plantea toda su concepción de esta actividad a partir del intercambio. Como se indicó en las premisas, se reconoce la posibilidad de realizar transacciones o acuerdos para ceder de manera voluntaria objetos de valor a cambio de otros objetos de valor.

La cooperación, entonces, debe ser entendida como una estrategia que presenta las ventajas de la integración, en el sentido del incremento de las capacidades competitivas a través del incremento de la productividad, manteniendo la independencia organizacional y que opera bajo los preceptos del intercambio.

Una de las cuestiones mas importantes que se ha manejado como un requisito de la cooperación aparte de la necesidad de voluntad y objetos de valor se refiere a la necesidad de cercanía entre las partes. En este sentido, en el caso de las universidades nacionales como abanderadas del conocimiento y la cultura, esta traba pasará a ser una cuestión histórica con los avances de la telemática. Una explicación mas detallada de esta situación se da a continuación para una mejor comprensión de las posibilidades de cooperación a partir del recursos humano académico.

La definición de limites organizacionales entre las universidades nacionales, se ha constituido en un obstáculo difícil de superar en los procesos de cooperación e integración entre estas unidades de educación superior. Esta situación se presenta aún en situaciones de vecindad o proximidad, es decir, cuando universidades nacionales o núcleos dependientes de estas coexisten en diferentes ciudades del país.

Es sobre este último aspecto que retomamos los planteamientos de Baralt (1993) quién en una perspectiva fronteriza analiza el término de vecindad. En este sentido señala que la noción tradicional de vecindad esta referida a actores diferenciados que mantienen espacios de contigüidad que sirven de escenario para las relaciones entre esos actores. Aplicado al tema universitario esto implica la existencia de entes universitarios que aprovechando la proximidad territorial de su ubicación se plantean relaciones que les permiten compartir el alcance de los conocimientos. Acá los espacios de contigüidad pueden estar referidos tanto a la vecindad misma como al desarrollo de procesos y productos similares a partir de insumos similares, esto es: docencia, investigación y extensión universitaria.

Sin embargo, el mismo autor reconoce que en los tiempos presentes el concepto de vecindad se enfrenta a una nueva caracterización, de forma tal que la actual vecindad a los fines de la cooperación e integración se remite a nuevos parámetros:

En conclusión una percepción diferente en los criterios que dan origen al concepto de vecindad dan cuerpo a una nueva realidad en las relaciones entre las universidades. Para lo que Baralt propone el uso del término de vecindad ampliada.

A partir de los expuesto anteriormente se puede pensar en la cooperación como un proceso que dando como preexistentes las relaciones de vecindad, consiste en la ampliación de esas relaciones mediante acciones coordinadas en el interior de cada entidad universitaria y ante terceros, orientándolas hacia la obtención de metas de interés común, y con creación de instancias vinculantes de regulación suprauniversitaria.

Esto conlleva dos ideas subyacentes, la primera referida a la transformación de las universidades en socios solidarios en lo que respecta a los objetivos que pretende la integración y la segunda parte del presupuesto teórico según el cual la consecución de los objetivos propios de cada universidad pueden realizarse con mayor efectividad al transformar las relaciones vecinales de competitivas a cooperativas.

Existen dos aspectos que condicionan la cooperación. Uno referido a la necesidad de voluntad inicial de cada universidad para producir este proceso que sin lugar a dudas se fundamenta en la percepción de los líderes universitarios acerca de los cambios y procesos en la que está involucrada su respectiva universidad y que funciona como la búsqueda de un estado de sintonía con la situación actual y futura. El segundo referido con el condicionamiento externo. En esta perspectiva se daría apertura a la organización universitaria a otras universidades con quienes se mantendrían reconocibles niveles de complementariedad con lo cual a su vez se estaría abriendo al resto de las organizaciones con las que otras universidades mantienen también relaciones; esto podría generar actitudes contrarias al interior de las universidades por la supuesta pérdida de autonomía derivada de la apertura a las relaciones de cooperación o integración.

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Fuente: Rincón Juana (1998). Cooperación del Personal Académico: Mecanismo para la Integración del Sistema Universitario Nacional. Universidad Simón Rodríguez. San Fernando de Apure, Venezuela.